El piloto y distribuidor portugués de Niviuk Eduardo Lagoa, junto a Carla Alves, ha conseguido el récord del mundo de trike biplaza, a falta de ser ratificado, realizando un triángulo FAI de 469 km con la nueva vela R-Bus 2. No hace ni un mes que este nuevo paramotor tándem de Niviuk está en el mercado y ya está consiguiendo vuelos históricos.
“He tenido la gran oportunidad de probar la nueva máquina voladora de Niviuk, R-Bus 2, y me he dado cuenta de los grandes avances que ofrece, y que nos permitía alcanzar las nuevas metas de vuelo que teníamos en mente. Poder estrenarla batiendo un récord mundial es aún más especial”, explica Eduardo.
El 20 de marzo, Eduardo se desplazó hasta Safara (Portugal) con todo el equipo, despegó y estuvo 8:45 horas en el aire hasta aterrizar después de realizar un triángulo FAI, batiendo el récord mundial. “Cuando llegó el momento de alzar el vuelo, pensé: ¿Estoy listo para despegar? ¡Voy a despegar por primera vez con el nuevo R-Bus 2, en un lugar completamente desconocido, con mucho combustible a bordo y con el objetivo de batir el récord del mundo!”, comenta emocionado.
El inicio del recorrido fue muy tranquilo, “pero alrededor de las 12:45h estábamos en pleno vuelo térmico, porque las condiciones aún no estaban bien organizadas y tuvimos que olvidarnos de los hermosos paisajes y prestar atención a las nubes. El pilotaje era muy activo, porque las térmicas eran muy arriesgadas, pero el R-Bus 2 respondía muy bien”, dice Eduardo.
“En la primera oportunidad que tuve una térmica +3, me enrollé para ganar unos cientos de metros y cuando la perdí, seguí adelante, pero después cogí otras dos buenas térmicas y subí hasta llegar a los 2500 m de altitud, entonces volvimos a ese vuelo relajante que nos permitió observar de nuevo todo el paisaje del Alentejo visto desde encima de las nubes, lo que aumentó aún más su belleza. Volamos cerca de 2 horas por encima de los 2000 m, ya empezábamos a tener frío, y llegaron las dudas: ¡tenemos un objetivo que cumplir! Seguíamos con el plan de llegar a los 500 km, pero a medida que pasaban las horas nos preocupaba la posibilidad de tener un fallo de combustible. Como ya teníamos la posibilidad de batir el récord, decidimos girar en Nisa y dirigirnos al aterrizaje”.
“Fue muy gratificante conseguir el vuelo con la R-Bus 2 y hacerlo de la mano de mi compañera Carla. Los momentos que hemos vivido allí arriba no los olvidaremos nunca”, concluye.
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